En su sexto largometraje 18 ½, Dan Mirvish, nos relata un hecho histórico de mucha gravedad, pero contado en un tono de comedia ligeramente absurda y cuyo germen fue tremendamente casual, según comentó el propio director en la rueda de prensa posterior a la proyección.

“Durante un viaje a Nueva York en noviembre de 2016, fui a visitar a Jules Feiffer, guionista de mi anterior film, justo el día que salió elegido presidente Donald Trump. Me acuerdo que comentamos que si habíamos sobrevivido a Nixon, podríamos hacer lo mismo con Trump. Esa analogía entre ambos y el hecho de quedarme a dormir en el motel de un amigo, construido junto a un lago en los años 50 (y que es el principal escenario de la película), me hicieron pensar que se podría hacer una película a partir de todo ello”.

Un detalle curioso de 18 ½ es el paralelismo existente con el cine de Hitchcock, en lo referente a la existencia de un McGuffin, es decir algo que interesa mucho a los personajes y no tanto al público (en este caso la cinta de audio), con la salvedad de que en este caso, al final de la trama, el McGuffin interesa más a los espectadores que a la pareja protagonista.

Una de sus preocupaciones a la hora de planear la película era “crear una ficción especulativa con personajes históricos de fondo” y destacó que “todos los personajes protagonistas son inventados, pero las conversaciones que se oyen en la cinta están interpretadas a partir de audios reales”.

Una de los protagonistas de la película es la música, compuesta de piezas de Bossanova, Funk y música psicodélica y sobre la que Dan Mirvish comentó que “decidimos no usar música de grupos de la época, como los Rolling Stones, lo cual hubiese salido muy caro y se ha usado infinidad de veces. Por ello toda la música que aparece en 18 ½ fue compuesta por Luis Guerra, con quien ya había trabajado en mi anterior largometraje”.